No hay fiesta de San Juan que no incluya hogueras como elemento de renovación y purificación, pero ninguna tan especial y simbólica como la de San Pedro Manrique y su Paso del Fuego. Julio Caro Baroja en su obra La estación de amor. Fiestas populares de mayo a San Juan, califica las hogueras de San Juan como fuegos solsticiales: “La fiesta de San Juan es en su origen y manifestaciones populares, según la opinión muy admitida, una fiesta solar, la fiesta del solsticio de verano”. Indica también el mismo autor lo generalizado que está en toda España las referencias de las hogueras en la noche de la víspera de San Juan y cómo las gentes suelen saltar sobre ellas. Son múltiples los ejemplos que recoge. En Galicia, saltar el fuego tiene carácter mágico, aleja los maleficios preserva de determinadas enfermedades, asegura el casamiento en el año de la joven si no le toca la llama, incluso, en algunos lugares pasaban el ganado de toda clase por encima de los restos de la hoguera para librarlo de daños y maleficios.
Actualmente la hoguera de San Pedro Manrique se comienza a construir hacia las ocho de la tarde con troncos partidos por la mitad, de unos 10 cms. de grosor y 1,50 metros de longitud, que se colocan sobe el suelo formando un rectángulo con tres unidades de largo y una de ancho, lo que da una base de 1,5 por 4,5 metros. Cuando han construido tres hiladas se procede a rellenar de ramajes secos y se cierra con troncos en disposición perpendicular a los lados mayores, dejando espacio entre ellos para facilitar la combustión. A partir de este momento se sube cada hilada cambiando la dirección hasta alcanzar un total de 18 hiladas, con una altura próxima a los dos metros. Esta hoguera es denominada popularmente como pira, el fuego prende enseguida y las llamas alcanzan gran altura. Cuando las llamas decrecen los curiosos van abandonando el lugar para cenar, sólo el alguacil y sus ayudantes permanecerán vigilantes. El extendido de las ascuas se realiza antes de las 12, cuando las gradas ya se encuentran llenas de gente. Con dos grandes varas, con movimientos laterales y verticales se desplazan y golpean las brasas hasta crear una superficie y unos límites regulares… y comienza el ritual del PASO DEL FUEGO.
La hoguera en forma excepcional y única de pira supone una construcción compleja, no necesaria para crear el lecho de brasas. Esta hoguera guarda en si misma su significado primitivo, el de poder realizar la cremación de cadáveres, ritual que en el territorio dónde se encuentra San Pedro Manrique tuvo su momento en la etapa celtibérica. No se puede afirmar que ambos rituales, el de la cremación del difunto y el pisar las brasas tras la combustión de la hoguera, estuvieran asociados en aquella época, pero sí el origen celtibérico del ritual del paso del fuego que actualmente se contempla.